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martes, 14 de febrero de 2012

Mi regalo de hoy

Oído, para escuchar como respiras, para recordar tu voz...

Vista, para observarte, para leer en tu cuerpo y en tus ojos...

Gusto, para saborear tu vida, nuestra vida...

Olfato, para que el aire llene mis pulmones, y respire para ti...

Tacto, para rozar tu piel, siempre que quieras...

Te regalo mis cinco sentidos.

Y dijo el amigo Albert...



¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

El amor por la fuerza nada vale, la fuerza sin amor es energía gastada en vano.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ser sumisa


A veces pienso que ser sumisa es, de cara a la gente "del exterior", semejante a un misterio. Muy pocas personas tienen un concepto veraz del término, y esto se debe en parte a la desinformación, y en parte a individuos ( y lo digo en el sentido de su individualidad y no otro ) que juegan a ser sumis@s, y que gustan de ser insultados o de efectuar prácticas similares a las bedesemeras, y que otorgan el trato de Dom a cualquier personaje con el prefijo Amo o que levante la voz más de lo debido.

Una sumisa NO ES la sumisa de cualquiera a quien le guste ese vocablo, una sumisa NO ES alguien que tenga orgasmos cuando la insultan, una sumisa NO ES la que besa los pies al primero que se le quita los zapatos, una sumisa NO ES la mujer indiscreta que cuenta lo que su Dueño hace o deshace, o lo que hacen los demás, una sumisa NO ES el felpudo que obedece a todo a golpe de silbato porque sí.

Una sumisa es alguien que se entrega en cuerpo y alma, a todos los efectos, y bajo todas las circunstancias; una persona que siente en su piel esa mezcla entre obediencia y amor; una sumisa es esa mujer orgullosa de serlo que tiene la suficiente autoestima para valorar sus actos y hacer que su Dueño los valore; es una condición y no un juego morboso.

Una sumisa no es una puta, ni un objeto de improperios. Es lo que su Amo, que ella ha elegido, quiere que sea, hasta que ella quiera serlo.